Editorial: La pesadilla se acentúa hasta extremos impensables. Dos temporadas turísticas en pérdidas no hay economía que lo aguante. Los contagios suben desbocados y nadie controla nada. La suerte está en nuestra contra, lo que parecía impensable en junio puede ocurrir en agosto, cierre de hoteles, vacío en las viviendas vacacionales, nadie en agroturismos. Una ocupación baja que hace imposible la rentabilidad.

En Mallorca, según fuentes oficiales según la Federación Hotelera, las zonas más afectadas por las caídas de ocupaciones o por no cumplirse las previsiones de comercialización por los vaivenes de la pandemia, son, entre otras, Alcúdia-Can Picafort, Platja de Muro, Cala d’Or, Peguera, Palmanova-Magaluf, Cala Millor, Calas de Mallorca y Portocolom. El gozo en un pozo. Ya no tendrán que pasar pena quienes desean que quiebre el turismo, los intereses de cada nación europea y la mala gestión de la pandemia han terminado por romper la racha esperada.

Ayer fue un día muy triste para un servidor, no pude escribir ni una línea hasta bien entrada la tarde, estaba de luto, había muerto a los 68 años el profesor y economista catalán José María Gay de Liébana (Barcelona, 1953) era profesor titular de Economía Financiera y Contabilidad en la Universidad de Barcelona. Sentía un aprecio especial por alguien que hacía fácil una ciencia tan difícil como la economía. Gay de Liébana participaba habitualmente en los medios de comunicación. De hecho, este mismo viernes ha intervenido en el programa de “Herrera en Cope” y el diario del grupo Godó ha publicado su última píldora económica. Gay de Liébana padecía cáncer desde hace un tiempo. Hasta el último segundo abrazó la vida.

Además de sus clases en la UB, Gay de Liébana era Doctor en Ciencias Económicas y Sociales por la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona y Doctor en Derecho por la Universidad Camilo José Cela de Madrid. Igualmente, era académico numerario de la Real Academia de Doctores y formaba parte de diversas entidades y asociaciones de la sociedad civil catalana y de los gremios de economistas y abogados. Publicó una treintena de obras y sus líneas de investigación abarcaron, entre otros asuntos, el estudio contable, económico y financiero del fútbol español y europeo, así como de otras disciplinas deportivas. De hecho, Gay de Liébana era un gran aficionado del deporte rey y seguidor, socio y accionista del R. C. D. Espanyol, club barcelonés del que llegó a formar parte de su Consejo de Administración a inicios del siglo XXI. Saludos virtuales allí donde esté, muchos lo apreciábamos de corazón. Descanse en paz.

Los sanitarios merecen un monumento muy grande, que les suban los sueldos como se merecen y que les respetemos como una de las profesiones relevantes de nuestra sociedad. Han estado ahí dando todo lo que tenían y cuando parecía que hubo un respiro, intentaron trabajar a tope para atender todo el trabajo pendiente que dejó la pandemía. Poner al día el resto de enfermedades y enfermos/as. Cuando han actualizado los registros se encuentran de nuevo sumergidos con el COVID-19 y sin vacaciones, ni descansos. A eso le llamo yo interés general, sacrificio, solidaridad, humanidad, empatia. Son de otra pasta, me quito el sombrero.

Además los extras se hacen con buena cara, la mejor sonrisa, con todo respeto y con optimismo y alegría, con delicadeza. Muchos y muchas vienen llorados de sus casas. Las nóminas de estos/as héroes deben actualizarse como se merecen, no hay derecho que existan contratos basura para personas tan dedicadas y especiales. Se han tomado con resignación de Santos y Santas los botellones, fiestas, tardeos, la mala educación, la insolidaridad. Vienen aconsejando desde hace meses que esto ocurrirá y mientras el Gobierno quita la mascarilla e intenta generar noticias positivas, llenas de veneno. Estamos de nuevo en el fango del virus y esta vez no estamos frescos como al principio, llueve sobre mojado.