ANÁLISIS PREFERENTE. Euforia en Canarias y depresión en Baleares con el 2021. Más de cien hoteles de Mallorca aplazan su apertura a julio tras retrasar operaciones Tui y Jet2. El archipiélago atlántico ha evitado las declaraciones turismofóbicas frecuentes en el mediterráneo. Canarias afronta lo que queda de 2021 con júbilo ante la expectativa de que será una de las grandes ganadoras turísticas, en claro contraste con la sensación depresiva en Baleares, cuyas autoridades proclamaron durante Fitur que a principios de junio entrarían en la lista de destinos seguros del Reino Unido con unos corredores seguros que la realidad acaba de tumbar.

El gobierno autonómico canario liderado por Ángel Víctor Torres ha logrado que Reino Unido haga la única excepción de toda España al excluirla de los destinos donde desaconseja viajes, coincidiendo también con una defensa política sin fisuras del turismo como sustento económico para la mayoría de familias isleñas (Gran Bretaña desconfía de Baleares por estar en la cola en vacunación).

En cambio, el ejecutivo balear viene abogando con insistencia incluso en los últimos meses y por boca de su presidenta Francina Armengol, su vicepresidente Juan Pedro Yllanes (Podemos) y su consejero Iago Negueruela, a cargo de Turismo, que el objetivo es reducir a su principal industria y su deseo explícito de que no vuelvan la cifra de viajeros que eligió el archipiélago en 2019.

Armengol impuso a su población las restricciones más duras de toda España durante cinco meses, pese a ser la de menor incidencia de covid, con el promesa de que tanto sufrimiento se compensaría con una gran temporada alta de verano, lo cual ya va a resultar imposible y habrá dejado en balde todo el sacrificio de la ciudadanía (Tui y Jet2 ya operan paquetes a Canarias pero no al resto de España).

Muchos ciudadanos baleares se han arruinado a causa de que el archipiélago haya liderado el cúmulo de restricciones mientras se les ha seguido cobrando todos los impuestos y no solo se les han negado ayudas, sino que entre ellos ha cundido que sus gobernantes les han tratado con insensibilidad al criticar a la cifra de turistas gracias a la cual subsiste el grueso de la población.

La sensación entre un buen número de habitantes de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera es que el sufrimiento al que se ha sometido a la población, con las restricciones más extremas del país aún con las menores cifras de contagiados prometiendo que se compensarían con la salvación los meses económicos clave del año, es que el enorme sacrificio social no ha servido para nada.

Las autoridades baleares insistían en que gracias a sus medidas lograrían que los grandes emisores como el británico abrieran corredores seguros, pero los hechos han demostrado su incapacidad para conseguirlo en las últimas semanas, de modo que imposibilitan que con estos retrasos el archipiélago pueda alcanzar ni la mitad de viajeros que tuvo en 2019.

Baleares, en cambio, se ha visto perjudicada por tener los peores datos de vacunación de España, con un 17 por ciento de la población vacunada en todas sus dosis, muy lejos por ejemplo del 32,8 por ciento que se registra en Asturias, unido a que el gobierno autonómico se negó a priorizar a los trabajadores turísticos en la inmunización, a diferencia de otros destinos rivales.

Varios líderes pidieron esta prioridad ya que Baleares se jugaba la economía de todo el año en cuatro meses, pero los gobernantes autonómicos aún así se negaron, en contraste con una Canarias donde cada acción de su ejecutivo ha ido encaminada a poner por encima la defensa de su turismo que se ve favorecido también por su arranque en otoño.

En Baleares, el veto británico deja en ERTE a miles de trabajadores del sector turístico en Baleares, mientras más de cien hoteles de Mallorca retrasan su apertura a julio, y empresas de transporte tienen en los garajes al 70 por ciento de su flota, tras aplazar Tui UK y Jet2 Holidays a julio como mínimo sus primeras operaciones (Los gobernantes turismofóbicos callan sobre el causante de la masificación).

Así, las diferentes expectativas entre Canarias y Baleares, pese a coincidir ambas en tener presidentes del PSOE, acontecen tras las frecuentes declaraciones turismofóbicas del archipiélago mediterráneo, que las justifican en la masificación de pasados años pese a que llevan lustros con el mismo discurso de reducir al sector, en contraste con las palabras de gran sensibilidad desde el atlántico hacia la base de ingresos de sus ciudadanos. Informa Preferente.com