Editorial: Decía la canción en su estribillo, tiempos de cólera y penalidades, la imaginación al poder. Por eso no hay que bajar los brazos en épocas de roedores e insectos. Se atisban en el horizonte a los carroñeros, llegan momentos de replegarse juntos como en la memorable batalla de Gladiator. No hay tiempo para sollozos, aunque el psiquiatra y montones de psicólogos nos citen para terapias. Nos dejaron un futuro preñado de proyectos, caminos a medio hacer. Nos trazaron el embrión para nuestras posteriores generaciones. Hay que aguantar, mejor juntos. Seguro que algún día llegará la vacuna, el antídoto, la libertad. Entonces respirar profundo y bastón en mano hacía la calidad de vida que nos dimos un día, nosotros mismos, con nuestros impuestos y solidaridad. No necesitamos de charlatanes.

En esa línea autosuficiente que hemos demostrado, sin tutela alguna y manteniendo a nuestra costa a las garrapatas y limacos, debemos tener claro que los sanitarios son referencia de nuestro éxito y debemos cuidarlos como oro en paño. Se están infectando muchísimos por el todo, no será por el sueldo que cobran, a ellos ahora les pasa como antes en otros tiempos a los maestros de escuela. Pan y cebolla que decía Miguel Hernández. Esos soldados de primera línea en la 3ª Guerra Mundial denominada vírica, son nuestros caminos de pureza que limpiarán de basura multinacional el egoísmo de la ambición mal interpretada. Ojalá las sepulturas se apoderen de esos 500 tiburones que están poniendo en jaque nuestra paciencia.

Sigue la publicidad desatada, quienes nos guían en el camino, completamente asustados por lo que ocurre y lo que falta por venir, y con 400 cadáveres cada día a sus pies, gritan en el desierto agua, agua, agua, agua y cuando llegan al inventado oasis nos damos de bruces con la realidad. Pasaremos sed, mucha, pero debemos terminar el camino porque se lo debemos a nuestros antepasados, a nuestros hijos. Decía el Gobierno de Pepe Gotera y Otilio y los califas de los Reinos de Taifas, que la vacuna está a la vuelta de la esquina. Sin embargo los científicos hablan de final de la 3ª fase, homologación, hacerlas, distribución, elementos de congelación en el transporte. Pruebas definitivas. Doble ración.

Ellos quieren que olvidemos los muertos de cada día, pero las funerarias no los pueden ocultar, están ahí, como estuvieron en la primera ola. Aunque los mezclen con estadísticas. Somos nosotros quienes nos tenemos que ganar el paraíso, a nuestras espaldas además cargaremos en la mochila los políticos más incompetentes de toda la historia de la humanidad conocida. Hoy miércoles hay control al Ejecutivo en el Parlament, ese que la constitución intentó alejar de nuestras vidas a los caciques y verdugos, sin éxito. Igual que en otras épocas existió la inquisición, ahora está Redondo y su tropa. Sin sentimientos, sin alma, sin humanidad, todo tacticismo y escaños.

Es hora de organizarnos la Sociedad Civil, dejar en manos de los malos políticos cosas tan serias es un mayúsculo error. Que los colegios de arquitectos lleven el control del urbanismo, que los científicos toman las riendas de la pandemia, que los cocineros (como está ocurriendo en el Reino de Taifas de Cataluña) tomen el control de los fogones, que los ganaderos y agricultores dirijan la comida que necesitamos, que las ONGs inyecten toda la solidaridad que conocen, que los bancos de cada continente les den el dinero a quienes saben repartirlos (sin que se quede nada por el camino), economistas y administradores, que se nombren equipos de sabios para cada materia. Que al Parlamento y Senado les quiten el sonido.

A los medios de comunicación calzonazos y cooperadores necesarios de la barbarie, que los pongan a las órdenes de los becarios. Ya está bien que el capital italiano, chino, americano, fondos buitres y demás gentuzas, manejen la información que tenemos que tragarnos cada día. A la porra con los miles de estómagos agradecidos que diseñan nuestro menú, con excepciones loables, pero muy solitarias. Así de claro, a la mierda el corporativismo, ellos no son informadores. Se reúnen después con los políticos y babean cuando les acarician los cabellos. A los más impresentables les dan programas enteros. Por la causa, todos con su botín. Rafael Gabaldón San Miguel.